viernes, 3 de julio de 2015

Venus, Júpiter...y el león

Venus y Júpiter continúan deleitándonos con su danza. Hoy nos juntamos con un grupito de amigos a contemplarlos, a las seis de la tarde, en una fría plaza de Barracas. Parecíamos niños mirando, con la boca abierta, el cielo. Y allí estaban, los dueños absolutos del cielo, solos, exhibiendo su majestuosidad...

Con la llegada de la oscuridad, el cielo se puebla de estrellas. La primera que aparece, arriba a la derecha de Venus, es Regulus, el corazón de Leo. Quizá una de las constelaciones más bonitas, el león de cuello en forma de signo de pregunta y colita triangular.
Se dice que este león es aquel que enfrentara Hércules, en uno de sus trabajos. Pero a mí me trae hoy el recuerdo de otro león, el león de Zaratustra, aquel que ríe mientras las palomas juegan en su melena y se deslizan por su nariz. Un león capaz de rugir y de espantar a aquellos hombres que se consideran superiores pero no hacen nada para superarse a sí mismos; aquellos capaces de hacer de un asno un dios, pero incapaces de construir ellos mismos el sentido de la tierra.
Miro al león del cielo, y me acuerdo del león capaz de decir "yo quiero", frente al deber; el león capaz de de decir "¡NO!" al "Tú debes" que pretende domesticarlo; el león capaz  de "crearse libertad para un nuevo crear". No es el león feroz que sucumbe ante la fuerza de Heracles. Es un león tierno y dulce; amoroso, pero firme, tenaz, valiente, temible.
Hay un león en el cielo. Venus y Júpiter se mueven delante de su hocico, como las palomas de Zaratustra. El león ríe, mientras crea libertad para un nuevo crear...


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