viernes, 3 de julio de 2015

Leo

Noche de nubes y frío. Imposible mirar las estrellas. Busco al león, entonces, no en el cielo, sino en los libros (ahora que lo pienso, hubo quien imaginó el cielo como una biblioteca infinita, ¿no?). Repaso el enfrentamiento con Heracles (Hércules, para los romanos).
El texto de Apolodoro es breve. Parece que este feroz león asolaba Nemea. Hacia allí partió entonces Heracles. Dice el texto: “Una vez en Nemea, y habiendo acorralado al león, primero le disparó sus flechas, pero al darse cuenta de que era invulnerable, lo persiguió con la maza enarbolada; cuando el león se hubo refugiado en una cueva de dos bocas, obstruyó una, entró por la otra en pos del animal, y rodeándole el cuello con el brazo lo mantuvo apretado hasta que lo estranguló”. Parece que Zeus quiso se recordara esta historia y por eso colocó al león en el cielo (es decir, lo “catasterizó”, palabra linda para el scrabell, si las hay...).
Puedo imaginarme a un grupo de griegos en plena noche contemplando a Leo, repitiendo esta historia. Me pregunto por qué. Por qué le gustó a Zeus; por qué les gustó a los hombres pensar que a Zeus le había gustado.
Se me ocurren algunas cosas. Por ejemplo, que hay problemas, situaciones, adversarios, enemigos, contratiempos a los que no se puede enfrentar armados, porque son invulnerables. Quizá se trate entonces de acorralarlos...y de asfixiarlos... ¿Qué implica asfixiarlos? Negarles aquello que les resulta vital para existir. Pienso en trivialidades, problemas de cabotaje que necesitan alimentarse con nuestra atención para tener entidad. Quizá lo mejor no sea enfrentarlos a los mazazos, sino bloquearlos, cerrarlos, negarles el alimento...hasta que se anulen a sí mismos. ¿Cuántos miedos se consumirían si les negáramos los insumos que los hacen agigantarse? ¿Cuántas angustias se debilitarían hasta morir si dejáramos de alentarlas con nuestro propio oxígeno?.

No sé si esto quería Zeus que recordáramos al ver al león. Pero tal vez es algo que necesitaba decirme a mí mismo, pensando –ya que hoy no puedo verlas- en las estrellas.

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