martes, 13 de diciembre de 2016

Afrodita en el corazón de Capricornio...

No hay planeta más brillante que Venus. No hay diosa más fascinante que Afrodita.
No hay signo más jodido para el amor que Capricornio.
Afrodita, en el corazón de la cabra, todo un acontecimiento.
Y no se trata de astrología, claro. Sino de ficción. No de verdad, sino de sentido...

jueves, 8 de diciembre de 2016

Venus y Capricornio

La cabra mira, de frente, a Afrodita. ¿Con ternura?¿Con deseo?¿Con temor? Parece olfatearla, prepararse para degustarla (¿para devorarla?) Quién sabe...

jueves, 24 de noviembre de 2016

Marte en el corazón de Capricornio

En estas noches se puede ver a Marte justo en el corazón de Capricornio. Si, como algunos dicen, Capricornio es el catasterismo de Amaltea, la cabra que cuidó de Zeus en su infancia, podríamos pensar que se trata de una constelación hospitalaria, acogedora, solidaria. Poco parece tener que ver Marte/Ares, el guerrero, con el carácter de Amaltea. Pero no viene mal recordar que la cabra era también un animal feroz. Tanto que, una vez muerta, Zeus utilizó su piel como escudo, la célebre Égida, que luego legara a Atenea.
Algo sé de los capricornianos. Sé de su gran corazón, de su entrega; se de lo terribles que pueden volverse cuando los provocan. Ver a Marte en su corazón me da un cierto escozor. Quién sabe lo que pueda surgir de allí...

domingo, 13 de noviembre de 2016

¿Superluna? Bella. Y punto.

Está preciosa, la Luna. Motivo suficiente como para que el niño que me cruzo en la vereda esté sacándole una foto con su celular. O para que un par de amigos me recuerden que vale la pena mirarla. Está radiante, cautivadora. Llena. Como cada unos 28 días.
Pero, claro, hoy tiene mejor prensa. Hoy, parece, es una "Super" Luna.
Es rara, la gente. Tienden a creer casi todo lo que les dicen los medios. Si hoy la tele o la compu dicen que la Luna está más grande, está más grande. Te juran que está más grande que ayer, y que mañana se habrá achicado.
Nadie parece ponerse a pensar en que eso es una idiotez. Que la Luna no puede salirse de su órbita para acercarse a la Tierra, como si quisiera tomarse una selfie. No, amigos, la Luna está igual de grande hoy que ayer o que mañana. Hoy está un toquecito más llena, nada más.
¿Y está más grande esta vez que la Luna llena anterior? Ah, sí. Porque en este caso la Luna llena coincide con el Perigeo de la órbita. ¿Cuánto más grande o brillante se ve que la Luna llena anterior? Hablando en un lenguaje científico, diríamos: "un cachito". Es que la órbita de la Luna no es del todo regular y el ciclo lunar no coincide exactamente con una "vuelta" en torno a la Tierra (además, claro, la Tierra se mueve, lo que hace que la oposición entre Luna y Sol, que hace que la veamos llena, se dé en distintos puntos). Por eso, cada tanto -sólo cada tanto- se da el curioso caso de que la Luna llena coincide con el punto más cercano de la órbita elíptica en relación con la Tierra. ¿Y?  ¿Es realmente perceptible la diferencia a simple vista?


En esta imagen, lo más significativo es la barra de arriba. Ahí se ven las Lunas Llenas del año. Y se puede notar que desde Agosto las Lunas llenas han estado muy cerca del Perigeo, por lo cual su tamaño es aproximadamente el mismo, a ojo humano. La imagen mayor es interesante porque muestra que la Tierra no está en el centro de la elipse, ni en sus focos. Claramente hay dos puntos opuestos: uno en el que la distancia a la Tierra es menor, el Perigeo; uno en el que es mayor, el Apogeo. Pero también se ve que en algo así como un 70% de la oŕbita las distancias son muy similares. Dicho de otro modo, salvo en el período en el que la Luna Llena se presenta en los sectores más alejados de la órbita, el tamaño es muuuuy semejante...
De cualquier modo, lo que me pregunto es ¿Afecta en algo a la belleza de la Luna Llena su distancia a la Tierra? O, en otros términos: ¿es relevante el tamaño, cuando se habla de belleza, o del placer de contemplarla?


jueves, 27 de octubre de 2016

Venus (y compañía...)

Quienes estén mirando en este momento el cielo, hacia el Oeste, se sorpenderán al encontrarse con una nueva versión de las Tres Marías. Claro que, en este caso, no se trata del cinturón de Orión, sino de una formación provisoria, que sólo tendrá lugar esta noche, cuya protagonista es Venus, Afrodita. Pero  Afrodita hoy no está sola: a su derecha está su abuelo, Crono (Saturno), y a la izquierda Antares (la "Anti Ares" o Anti Marte), el corazón del Escorpión. El nombre de Antares viene de que su semejanza a Marte, por el color, la convierte en su némesis sideral.
Noche fria, ideal para mirar el cielo. Ideal, también, para estar en buena compañía. Así lo entiende Venus (y le va mejor que a algunos de nosotros que desde la soledad del balcón nos conformamos con el calor de una mantita, mientras disfrutamos de la belleza del cosmos...)




lunes, 10 de octubre de 2016

Marte en el ojo del Arquero...

Noche agradable, en Buenos Aires, para mirar las estrellas. Me detengo en el Arquero, Sagitario, que suele asociarse con el Centauro Quirón. Esta noche Quirón tiene a Marte, el dios de la guerra, el Ares griego, en la mirada. Como si preparara una saeta letal contra sus adversarios. En la Tierra también vuelan dardos envenenados. En el hemisferio norte los lanzan quienes quieren alzarse con el mayor de los poderes concedidos con el voto popular. En el ámbito doméstico también vuelan flechas que hieren a los incautos.
Quirón tiene una rica historia como médico, como educador de héroes, como un ser sabio. Y tiene también una rica muerte, que termina llevándolo a engalanar el cielo con su figura.
Quirón era un ser inmortal. Pero no morir, contrariamente a lo que fantasean algunos hombres, puede ser también una condena. Esto lo descubre Quirón cuando accidentalmente  es alcanzado por una flecha lanzada por quien fuera su amigo, Hércules, Heracles. Flecha que, por si fuera poco, estaba emponzoñada con la sangre de la Hydra. Hay flechazos que provocan tal dolor, que llevan a desear la muerte. No sé si será abusar de la metáfora pensar en palabras hirientes, en desaires amorosos, en traiciones que transforman la vida en despojos, que truecan la alegría en un anhelo del silencio final.
El hecho es que el dolor causado por la herida es tan intenso, que Quirón abdica de su inmortalidad, cediéndosela a Prometeo, para alcanzar el último alivio. Cuando la muerte por fin termina con el sufrimiento Zeus decide catasterizarlo a modo de compensación.

viernes, 7 de octubre de 2016

La mirada de Afrodita


(Como cada atardecer, Venus despliega su belleza en el firmamento...)

martes, 27 de septiembre de 2016

Un año después... ni rastros...


Hay momentos en los que todo parece conjurarse para dar lugar a lo extraordinario. Mágica convergencia que abre paso a lo inesperado. Momentos en los que uno se entrega a fuerzas que lo exceden, que lo desbordan, y, simplemente, se deja llevar a ese wonderland que todos soñamos encontrar.
Hace un año el inicio de lo maravilloso no fue anunciado (o sí) por un Conejo Blanco, sino por la Luna, que durante la noche fue tiñéndose de un cándido rubor. “Está haciendo el amor con el Sol”, dijo alguien, o pensé yo mismo bajo los efectos de tamaño despliegue de belleza. Todo fue muy lento, muy plácido, y aún así extremadamente intenso. Creo no exagerar si digo que cientos, miles, de ojos se elevaron al firmamento y se dejaron inundar de amor y deseo al contemplar aquel encuentro majestuoso.

 
Hoy la Tierra completa su vuelta al Sol. Se detiene un instante en el mismo lugar, y observa. Nada. La Luna y el Sol han faltado al encuentro. Ni rastros de aquel amor que se presentía eterno.
La noche está vacía, fría; los corazones, replegados; los ojos cerrados, o vueltos hacia adentro. Nada para ver, que despierte una emoción; nada para sonreír con los ojos o los labios. Sólo el Escorpión desde el zenit nos escruta con su gélida mirada.
Es evidente que un año puede ser más que una eternidad. Así en el Cielo como en la Tierra. Y el amor que se presentía eterno unos meses después es ausencia, noche oscura, vacío. Si esto le sucedió a la Luna y al Sol, ¿quién puede creerse a salvo?

jueves, 25 de agosto de 2016

Ares se apiada del Escorpión

El 14 de agosto Marte apunta a Antares, el corazón del Escorpión...
El 20 de Agosto continúa acercándose, pero parece tomar otra vía de acceso...
Hoy, 25 de Agosto Ares/Marte nos sorprende, apartándose del Escorpión. ¿Le habrá enviado una señal Ártemis para que se detenga? ¿Le habrá pedido Orión que lo deje con vida para continuar con la eterna batalla en el cosmos? Lo cierto es que parece medirse con su archi rival, Antares ("Anti Ares", "Anti Marte"), la estrella roja que es su doble, su Traveler, la imitadora que permanece en su posición mientras su otro yo recorre el espacio abierto...


Afrodita, va...

Imágenes de la posición de Venus los días 21/8, 23/8 y hoy, 25/8


domingo, 21 de agosto de 2016

¿Afrodita, herida? (También las diosas pueden sufrir)

En el canto V de la Ilíada el poeta cuenta el enfrentamiento entre Afrodita y Diómedes. Este último estaba a punto de matar a Eneas, hijo de la diosa. Afrodita bajó del Olimpo, tomó a Eneas en sus brazos, y se dispuso a sacarlo del campo de batalla.  Diómedes montó en su caballo, y emprendió la persecución,  "sabedor de que era una diosa delicada, no de esas que ejercen su soberanía en el combate contra los guerreros(...) Cuando la alcanzó, saltó con la aguda lanza y la hirió en el extremo de su tierna mano". ¿Qué hizo entonces la bella diosa? "Estalló en un gran alarido" y salió presurosa hacia el Olimpo donde recibió el consuelo de su madre Dione y los consejos de su padre Zeus.
No sabemos qué le ha pasado a la diosa, en estos días. Pero se la ve volar, presurosa al encuentro con su padre. Vale la pena seguir su derrotero por el firmamento, mirando hacia el Oeste, apenas entrado el sol. Así se veía a Venus Afrodita hoy a la tarde...
En los próximos días se la verá acercarse raudamente a Júpiter Zeus. Si sigue a este paso, el encuentro con su padre se llevará a cabo el próximo sábado 27.

jueves, 18 de agosto de 2016

Directo al corazón

Prosigue, Marte, su camino hacia Antares, el corazón del Escorpión, bajo la atenta mirada de Saturno...

 ¿Alguien más estará pendiente de este viaje? No deja de impresionarme que las civilizaciones antiguas distinguieran a los planetas del resto de los puntos luminosos del cielo. La palabra "planeta" deriva del griego "planáomai" que alude al vagar sin rumbo... Los planetas son vagabundos que se mueven a placer por el firmamento. En la secuencia que venimos acompañando se ve claramente cómo, mientras todas las estrellas que forman el Escorpión se mueven de manera uniforme, conservando sus distancias relativas, Marte sigue un camino propio... Probablemente cualquier griego de la Antigüedad se habría percatado del ataque de Ares/Marte al Escorpión. Me pregunto si alguien más, en todo el planeta estará pendiente hoy de esta travesía cósmica...

miércoles, 10 de agosto de 2016

Marte avanza

Marte rompió, finalmente, la tensión y se decidió a atacar. Ya vulneró la coraza del Escorpión y avanza directo a su corazón.


miércoles, 3 de agosto de 2016

Marte no cede

El velo de nubes se disipa, y nos permite asistir a una batalla colosal: Ares, Marte, con su vestuario color sangre, hace frente al Escorpión. Se justifican los minutos en el balcón, una noche helada como esta -hace años que no siento tanto frío- con tal de gozar de esta maravilla cósmica.
Los adversarios se contemplan: el Escorpión, majestuoso, descolgándose desde el zenit mismo, exhibiendo su serpentina cola y ocupando la totalidad de la vista hacia el Oeste; y Marte, casi minúsculo ante él, pero sin ceder en su posición. Se percibe la tensión en esta porción de cielo.
Marte no cede. Mientras nosotros morimos aquí y con los ojos cerrados no vemos más que nuestra nariz.
Lo que mata, en este Agosto, no es el viento norte. Acaso sí la inquietud que  nos mantiene a la espera de una resolución de la tensión.


lunes, 1 de agosto de 2016

Nubes

Semanas y semanas de nubes. La oscuridad más oscura no es la de la noche cerrada, sino la del cielo blanco, nuboso.Un cielo sin amigos, sin signos, sin historias. Un cielo mudo, frío. Imposible encontrar un sentido. Así está Buenos Aires. Sin dioses, sin monstruos, sin señales. Vacío. Quizá un cielo así venció a Ovidio y lo obligó a dejar inconcluso sus Fastos.

sábado, 6 de febrero de 2016

Belleza y traición. Una historia de Casiopea.

Hace unos días tuve la oportunidad de cruzar la línea del Ecuador. En las noches del otro hemisferio mi amor por las estrellas ansiaba ver a las dueñas de ese cielo: las osas. Un mes estuve acechándolas, sin suerte. Tampoco pude ver a Polaris, la estrella que orienta a los viajeros en el norte. Sin embargo, en un par de ocasiones el firmamento me regaló la vista de otra constelación hermosa: Casiopea.

Para un latino es imposible mirarla sin recordar la canción de Silvio Rodríguez:

“Cumplí celosamente nuestro plan: por un millón de años esperar.
Hoy llevo el doble dando coordenadas pero nadie contesta mi llamada.
¿Qué puede haber pasado a mi señal?
¿Será que me he quedado sin hogar?
Hoy sobrevivo apenas a mi suerte lejano de mi estrella de mi gente.
El trance me ha mostrado otra lección:
el mundo propio siempre es el mejor”.

¿Qué implicó haber encontrado a Casiopea? Por un lado, tener la certeza de haber dado con la belleza en una de sus más plenas manifestaciones. La propia Casiopea, en vida,  estaba tan segura de su hermosura que no tuvo mejor idea que desafiar a las Nereidas y a Hera, ganándose una múltiple enemistad. Por otro lado, la enseñanza de que la belleza muchas veces está unida a la traición. Casiopea fue tan bella como traicionera. Y lo fue con quien había ido a librarla de los males que la acosaban, Perseo.

Poseidón y Hera, movidos por sentimientos negativos, la habían atormentado con monstruos diversos –precisamente aquellos de los que la protegió Perseo. El castigo de Zeus, fue diferente. Simplemente la colocó en el cielo, sentada, y la condenó a autocontemplarse eternamente. Hoy, seguramente, el castigo incluiría que se sacara selfies permanentemente para subirlas a un face en el que fuera su única amiga. Y es que la belleza, cuando va acompañada de la traición parece derivar inevitablemente en la soledad.