jueves, 6 de agosto de 2015

De la verdad y el sentido en los mitos, en la vida y donde a usted le plazca...

Algo más sobre la última historia .
A simple vista, podría parecer que Belerofonte era un fiasco. Sin Pegaso no valía nada. Alcanza con ver cómo terminó sin él. Pero, cuidado. A Pegaso no le fue mucho mejor sin su jinete. Porque terminar como mandadero (aunque sea de Zeus), no parece gran cosa. Entre paréntesis habría que agregar que si Pegaso sigue con el trabajito de llevar los rayos de Zeus... anoche tuvo muuucho trabajo.
Quizá esta historia nos sirva para pensar en los "modos complementarios" de Spinoza; aquellos que juntos son mucho más potentes que separados. Esto se puede ver, por ejemplo, en algunos músicos que conforman una banda extraordinaria, pero que como solistas no se destacan. Se disuelve la banda, se disuelve la magia.
También me ha tocado ver duplas entre personas y mascotas que, al separarse perdían el brillo. El mismo perro con otro dueño parecía un animal diferente. Recuerdo un caso especial en el que la mirada del perro había cambiado, como si hubiera perdido la inteligencia, la vivacidad que tenía con el dueño anterior.

Por otro lado: los argumentos de Paléfato. Los caballos con alas no pudieron haber existido nunca, porque si no seguirían existiendo. ¿Qué diría Paléfato sobre los dinosaurios o sobre tantos animales extintos? Curiosa idea esta de que si algo existe, debe seguir existiendo.
También es simpática la idea de que la Quimera no pudo haber existido (o que es una quimera la existencia de la Quimera) porque los tres animales que supuestamente la componían...no se alimentan de lo mismo. Hacer de la prueba de la existencia de un ser una cuestión gastronómica...
Finalmente, la idea de que un ser con varias cabezas no sería funcional, ya que su cuerpo no sabría a qué cabeza obedecer. Interesante esta idea de que la cabeza no forma parte del cuerpo, sino que es su jefe.

Detengámonos un instante en la distinción entre "sentido" y "verdad". Paléfato busca una verdad que se apoye en razones.Pero el mito podría estar pensado no en clave de verdad, sino de sentido. Nuestro primer comentario, el de los "modos complementarios" apuntaba, justamente, a dar un sentido al mito. Es decir, a tomar de él alguna referencia que nos permitiera orientar en parte nuestro comportamiento. Si se comparte la interpretación que allí dábamos quizá se podría pensar que es necesario tener en cuenta con qué seres conformamos duplas potentes, que nos proveen de un plus de energía, que intensifican nuestra vida. Eso nos permitiría cuidar dichas conexiones y evitar caer en la torpeza de creer que somos nosotros quienes sostenemos la relación, lo que podría, a su vez, llevarnos al error de disolverla para luego comprobar que nuestra potencia era intrínseca al contacto con el otro. Esta no es una "verdad" que se derive del mito. Pero es un sentido que puede proyectarse a partir de él. A Paléfato -como a todo refutador de leyendas o desencantador de mundos- eso no le interesa. No se pasaría una noche en una terraza contemplando la Luna y suspirando de amor. Para él la Luna es una piedra, y punto. Esa es la verdad. Ok, no se lo discutiremos. Pero no aceptaremos de ningún Paléfato que nos venga a decir que eso es todo. No siempre el sentido y la verdad coinciden, aunque algunas veces lo hagan. Hay verdades sin sentido, hay sentidos sin verdades. Y hay situaciones en las que uno se ve obligado a elegir entre un sentido y una verdad que parecen tomar caminos opuestos...

Ilustramos este texto con otra curiosidad. Se trata de la escultura etrusca de la Quimera hallada en Arezzo en 1553, pero que se supone que es del siglo IVaC... o sea... ¡de la época de Paléfato!




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