
Dice Eratóstenes:
“Cuando, después de los días necesarios, los higos estuvieron maduros, el Cuervo se los comió y, consciente de su falta, capturó la Hydra que había en la fuente, la llevó a Apolo con la Copa y le dijo que ella se bebía todos los días el agua de la fuente. Apolo, sabiendo lo que realmente había sucedido, le impuso como castigo padecer de sed durante un largo tiempo”.
“Y para que no se olvidara la falta que se había cometido contra los dioses, Apolo colocó entre las constelaciones la Hydra, la Copa y el Cuervo de tal modo que el Cuervo no puede acercarse a la copa para beber”
Como vemos en la imagen (y, si no estuviera nublado... ¡¡¡en el propio cielo!!!) el cuervo sediento intenta beber de la copa... pero no lo consigue.
Moraleja: si alguna vez pretendes engañar a Apolo haciéndole creer que el agua de una fuente es bebida por una Hydra –con el objeto de comerte unos higos que aún no están maduros- recuerda que seguramente él te está viendo y que puede terminar condenándote a permanecer eternamente entre las estrellas y, lo que es peor, a que tu historia –imagen incluida- sea reproducida en el cíber espacio...
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